Un nuevo #MartesDeGayosso y vaya, vaya dijera un compadrito. Me “tome” por decir de manera elegante un descanso para ver si lo que voy a platicar maduraba un poco más o ya de perdida tenía un desenlace para acotar lo que quiero relatar. Pero amigues no sucedió ni una ni la otra.
La vida es simple, pero insistimos en hacerla
complicada
En estos tiempos de la “nueva modernidad” he
estado presente en una aplicación para ligar. Se saben los riesgos, pierdan
cuidado, aquí lo curioso es que en esta ocasión no se me juro amor y
matrimonio, ¡Carajo!, si no se me ofreció fortuna casi equiparable a la del
magnate de las telecomunicaciones en este país.
A diferencia de nuestro anterior relato de
cuarentena en sus dos entregas. Ahora no nos encontrábamos en el mismo
continente. Me lanzaban piropos de amor, y ni tantos, desde las lejanas tierras
de oriente. Y si ya escuche a Lupita decir, ¿¡Otra vez!?
Estuvimos en la charla solo un par de minutos.
Se veía un individuo guapo o al menos eso revelaba la imagen tanto de la app
como de su número de muchos dígitos de whatsapp. Pero siguiendo me dijo que le
gustaba, si aja, y estuvimos platicando de trivialidades hasta que lanzo la
pregunta clave. ¡Pon mucha atención!
La sabiduría viene de la experiencia.
La experiencia es, a menudo, el resultado de la
falta de sabiduría
¿Sabes hacer negocios en línea?, a lo que mi
sentido osezno se activo, y lo deje que me explicara su macumba. Al leerlo soy
honesto, me parecía demasiado bueno para ser cierto, además que claro falto
acotar que me pedía de entrada 500 dólares. Ya descubierto “su plan” procedí a
darle un avión y darle largas.
Curioso es mencionar, dado que es importante,
que en ambos casos primero se hicieron las víctimas al tocar la parte del
efectivo. Uno lo supo sortear y preparo un segundo asalto que detuve diciendo
que tenía otros planes. Y tanto amor que me decía se perdió con el paso de los
días si alguien sabe de Carl avísele que los gordos somos todo menos pendejos.
La civilización es una causa perdida; la
política, una absurda mentira;
el trabajo, un chiste cruel. - Charles Bukowski
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