Parte 1 de 3
Era una noche fría, los convocados a aquel campamento temían que esa reunión fuera la adecuada. Lo que se decía de cada uno de ellos parecía cosa de películas de terror. El fuego que alumbraba aquella hoguera en el centro de aquel lago permitió que uno a uno de los convocados llegara protegido por las sombras.
Has de estar preguntándote de que hablo, de quienes fueron llamados a la hoguera que está en la ribera de “Presa del Llano” un lugar llamado por algunos de tregua. Porque esta noche el fuego nos revelara que aventuras pasan unos muchachos que portan unas pañoletitas de colores distintos pero que unos les dicen “ñoños” pero que en realidad pertenecen al movimiento excursionista que acaba de cumplir su primer centenario de existencia.
Las historias que estamos por conocer y ser parte de ellas son vivencias, reales o ficticias según las opiniones de quienes conocen o desconocen el movimiento que inicio Lord Baden Powell, “Los Scouts”, muchachos que a pesar de que visten de forma extraña, disfrutan de la vida al aire libre y de estar siempre listos para servir según nos confesaron los muchachos que hoy entrevistamos.
Las presentaciones
La fogata que arde con el calor de mil soles, se defendía por sobrevivir de las brisas de aire frío que soplaban sobre aquel valle escondido. Desde puntos distintos se escuchaban ladridos de perros. Hojas que se movían por el paso de botas, y lo más curioso el rozar de una tela con la vegetación de aquel lugar. Una antorcha por el lado norte, una antorcha por el sur. El ambiente se tornaba cada vez más tenso, parecía que se podía cortar a la menor provocación.
Una túnica sostenía en sus manos una antorcha casi apagada. Segundos después apareció una joven bella que se llama Mónica, misma que se acerco al que se escondía bajo la túnica, se escucho un trueno a lo lejos, aquellas telas cayeron al suelo y Andrés saludo afectuosamente a su amiga, misma que pregunto: --- ¿Lucifer ya llego? ¿Quién mas viene? --- El muchacho no respondió, en su mano derecha sostenía la túnica que lo protegía del clima que se sentía en los alrededores.
Un aullido, un balazo los puso alertas. Una nueva luz se aproximaba, pero ninguno podía acercarse, detrás de un arbusto cercano aparecieron dos perros negros, los vieron con recelo y comenzaron a ladrarles. Los muchachos no se podían mover, los animales comenzaron a rodearlos, la luz se acercaba.
Solo se oía un susurro, un susurro que helaba a sangre, aquella luz lejana estaba justo detrás de ellos, de pronto una mano toco el hombro de Andrés. Mónica simplemente grito. Un cuchillo cayó al suelo.
Observando lo que acaba de provocar, Alejandra se quito la capa que la protegía, riéndose sonoramente saludo a Mónica alias Hamal y a un asustado Andrés que trataba de lanzarle improperios pero nadie se percato que los perro habían dejado de ladrar. Un celular sonó de repente, todos se registraron buscando de quien era. Pero sus móviles se hallaban apagados, de pronto se volvió a escuchar ese timbre. Un andrajoso se acerco, no se entendía lo que pedía, pero al acercarse al fuego cayó muerto.
Un aullido se oyó a lo lejos.
El movimiento de
las ramas era más fuerte, las corrientes de aire eran a cada segundo más
heladas, el agua de aquella laguna reflejaba una luna llena, que se vio
coronada con un nuevo aullido.
