Sonríe, la vida es corta
Podrás decir, ¡Qué intenso José Luis!, pero queridxs despertar y ver más de veinte mensajes y que de esos no sea de tu interés alguno es neta muy molesto y me llenaba de cierta ansiedad.
Vale la aclaración que si bien me gustaba lo que hacía, pero, estar pegado al móvil casi 18 horas si me ponía muy ansioso. Ya que por ser, encargado de equipo, debía estar pendiente de los veinte grupos en los que me sumaron pese a que la comunicación no era del todo de mi interés. Por ejemplo en alguna ocasión llegue a casa sin mensajes, literalmente, me dormí y al despertar tenía la bonita cantidad de 20 mensajes por leer.
Durante estos días que se volvieron meses, confieso, no extraño la intensidad de esos grupos de whats. Mi mente se encuentra más tranquila. Esa ansiedad que me domino un tiempo poco a poco ha desaparecido.
Valga el recuerdo de estar tratando de dormir y con luces apagadas revisar que no estuviera algún reclamo por mensaje o peor aún estar de vacaciones y no dejar de estar pendiente de esa aplicación por todos conocida.
Pero en fin cuando el destino dio el cambio que tanto pedí para buscar mejorar. Más tarde en salir del edificio donde aprendí cosas, me conocí y me sobrepuse a otras en ver las múltiples notificaciones de que mi número había sido borrado de tantos y tantos grupos de whatsapp.
Pensamos mucho, sentimos muy poco
No extraño su intensidad, vaya que casi me acostumbro a ella, pero por suerte la toxicidad se ha ido por el momento. Ahora bien que lo venga sin duda será mejor por que de errores se aprende y esa es una máxima de vida.
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