Fragmento - "Como Duele Amarte Así"
Ninguno de los dos esperaba verse frente a frente. Habían pasado muchas lunas y muchos, quizá demasiados, inviernos desde que se despidieron en aquella tarde lluviosa en el centro de Puebla. En los rostros de ambos la sorpresa, la incertidumbre se dibujo de una manera que llamo la atención de todos los que estaban a su alrededor.
Si bien cada uno tenía un objetivo particular para estar en aquel paraje de playa ninguno podía ocultar el sentimiento a flor de piel de verse de nuevo. El quiso dar el primer paso, pero dudo, mientras que lo veía de arriba abajo una y otra vez sorprendido por la casualidad del momento.
Como si se hubieran puesto de acuerdo ambos caminaron de manera conjunta y se abrazaron con la intensidad propia del momento. Con el sentimiento a piel viva de que la vida los volvió a juntar ninguno daba crédito a lo que estaban viviendo. En la mente de cada uno se formulaban miles de preguntas e ideas.
Pero al estar juntos de nuevo, la felicidad y la sorpresa llevo al llanto a uno de ellos. Mientras que el otro solamente le dijo al oído lo feliz que estaba de verlo y de poder abrazarlo nuevamente.
¡Gordo! ¡Mi gordo! ¡Qué agradable sorpresa verte oso!
¡Qué increíble encontrarte! Mucho menos aquí gordito. ¿Cómo has estado?
El rostro del gordo, como le dijo era de una felicidad total no necesitaba palabras para ilustrar lo que su mirada gritaba en medio de ese inmenso mar.
¡Flaco! … ¡No mames! Neta. Que chingón es verte y poder abrazarte. Desde aquella maldita tarde no creerás todo lo que me ha pasado. Sigo sin palabras.
Sin más le tomo la mano y se la llevo al pecho. Con la intención de que pudiera comprender la emoción que sentía de verlo. El no dejaba de sonreír como el más ingenuo de los enamorados.
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