martes, 8 de marzo de 2016

#MartesDeGayosso - #ComoDueleAmarteAsí

@joselomacias

Fragmento

5 de Diciembre de 2009 - “Meztitla”, Morelos
Casi la media noche…

Quien viste una capa azul marino con mucho trabajo acomodo a Ángela en la parte interior de la cabaña que rento aquel grupo de amigos. No se escuchaba más que el crujir de la madera que se quemaba en aquella fogata.

Mientras tanto… en otro extremo del lugar. En un claro estaba un viejo árbol conocido como “El Amate Amarillo” junto a este un monumento muy especial para los scouts. Y como si de un rito de magia se tratase dos personas vestidas con una capa parecida a la de Andrés se colocaron justo frente al monolito con un par de antorchas.

Quienes vestían las capas desaparecieron en la penumbra dejando las antorchas encendidas y estas alumbrando el “Monumento a la promesa” que estaba detrás de estas. Una neblina comenzó a descender del cerro.

Segundos después… se escuchó un susurro que helaba la sangre, se escuchó también como si alguien estuviera acechando en las cercanías, de pronto la noche volvió a estar tranquila. Un par de huellas aparecieron a un costado de donde iluminaba aquel fuego.

Al escuchar las palabras de Andrés, Diego, se sentía muy contento y agradecido con cada uno de sus amigos. Debido a que los últimos meses habían sido muy difíciles para el después de aquel terrible accidente pero lo que más le confundía era que sentía algo más que una amistad por Ángela.

De vuelta en la “Cabaña Rover”… sin entender que había sucedido, Ángela, trato de levantarse pero al hacerlo los mareos que sentía casi la tiran de nuevo al suelo. Su respiración era muy agitada. Se miró ambas manos nerviosamente.

De pronto se escuchó a lo lejos como si un animal estuviera acechando. Trato de recordar cómo había llegado a la cabaña pero todo era confuso. Un mal presentimiento, la hizo ser cuidadosa en sus movimiento, trato de recordar cómo había terminado dentro de la cabaña si lo último que recordaba era estar terminando de coser las iniciales de Diego en la capa que le regalarían.

¿¡Como termine aquí!?... ¿Qué pudo haber pasado?... 
¡No puede ser lo que estoy pensando!

Respiro profundamente, trato de relajarse sin mucho éxito, salió de la cabaña con mucho cuidado y comenzó a buscar la capa de “Kiuma”. La temperatura había bajado considerablemente. La fogata estaba casi extinta.

¿Qué está pasando? … ¿Por qué tengo este mal presentimiento? … ¡No entiendo nada de lo que está pasando!... ¿Cómo termine en la cabaña? ¿Quién se robó la capa de Kiuma?

Con cierto nerviosismo, nuestra protagonista, al ver la hora que era trato de tranquilizarse sin mucho éxito así que decidió caminar al punto donde se encontraría con el resto del “Café Literario”. 

Aunque solo había caminado un par de metros el mal presentimiento seguía distrayéndola. Pero lo que más le perturbaba era la neblina que cubría el valle. Su forma de caminar se volvió muy insegura. Iluminando su camino por la débil luz de la linterna que sostenía, Ángela, no se percató que alguien o algo le venían pisando los talones, una respiración, se escuchaba más y más cerca.

Se detuvo de pronto y volteo en todas direcciones pero estaba sola en esa parte de “Meztitla”, pero de pronto un aullido se escuchó lo que provoco que ella dejara caer la lámpara que sostenía. Trato de agacharse a buscarla pero por más que la buscaba no lograba dar con ella.

¿Qué está pasando? … ¿Qué clase de broma pesada es esta? … No puede ser lo que me estoy imaginando. No puede repetirse la historia. ¡Así comenzó la última vez! … 
¡Tranquilízate Angie! ¡Todo va a estar bien!.. Son perros lo que estas escuchando. ¡Tranquila!

Minutos después…

Aquella neblina comenzaba a disiparse aquel que vestía con la capa desapareció en las cercanías. El brillo de la luna, ilumino aquel cadáver. Diego que estaba tirado metros abajo estaba tratando de levantarse.

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