martes, 24 de marzo de 2009

Fierros, metales y pasiones


Twitter: @joselomacias

Lo ves, lo conoces. Te ha tocado, lo has tenido entre tus manos. Lo has sentido en contacto íntimo con tu cuerpo. Su suave color, su suave textura que siempre es dura te encanta, te hipnotiza y sobretodo te enciende.



Antes del acto supremo que cada fin de semana consuman. Lo tocas, lo sientes por cada uno de sus lados. Conoces cada una de sus curvas, algunas desconocidas. Otras muy familiares que esperas te produzcan esa sensación de placer. Un placer que pocos experimentan pero es conocido por millones a lo largo del mundo.



Te alejas, lo dejas solo. Pero volteas y realmente esta con más de veinte. No lo lamentas, tu ansiedad por sentirlo nuevamente es cada segundo más y más evidente. Protegido por esas cuatro paredes, no dejas de pensar en el, te desnudas pensando en que nuevas formas de placer conocerás esa fría mañana en Italia.



Te vuelves a vestir. Tus ropas son diferentes. Tu deseo es mayor. Pareces un potro en primavera, tu eres un potro salvaje te repites. Pero cuando vuelves con aquellos veinte hay problemas. Ella no te entiende, no se enciende pero tu tratas de hacerla reaccionar. Tocas cada una de sus teclas buscando una explicación a este desmayo quieres creer. Pero nada sucede.
Te medio desnudas, te limpias el sudor del cuerpo. Tu deseos no han disminuido como los de ella, solo con mirarla el horizonte de placer es cada vez mayor. Los veinte a quienes podrías culpar te enseñan datos y gráficas que tú no quieres entender. Lo único que quieres, es oírla vivir. Oír ese sonido que te hipnotiza y te deja a su merced.



Ese sonido tan seductor que con solo recordarlo te prende. Miras tu cuerpo frente a aquellos que cuidan a tu dama. Ellos no entienden, te repites. Ellos no conocen tus alcances vida mía. De pronto aquella sala de esa campiña Italiana quedo en silencio. Tú cobraste vida. Tu voz volvió a llenar mis oídos de éxtasis. Tu voz era clara quería que te montara un rato. Yo así lo deseaba, tú lo notabas, tu lo percibías, pero los muchachos no querían dejarme salir contigo.



De pronto, conseguiste la temperatura idónea. Tus curvas me invitaban a pecar. Tus caricias al tenerme dentro eran asombrosas. Tu calidad de amante había cambiado. Me gustas, me fascinas te decía al oído. Pero nuestro sueño es efímero me repetías. Ya que con cada curva que conocíamos, los muchachos de los pits, tomaban notas. Notas sobre que tenías bien y que tenían que arreglarte. Me dolió dejarte con ellos.



Pero cuando la luz de Sol, se volvía atardecer en Marannello. Me repetía mí mismo. Tú eres el indicado, tú el nuevo Ferrari que es bello como tu hermano del año anterior. Tu competencia en Fórmula uno, será mínima. Tú eres mi nueva esperanza de amor.


Buscar este blog