martes, 31 de marzo de 2009

Tacones, ropa ajustada y frío nocturno…

Twitter: @joselomacias

Estaba yo, parada frente a aquella marquesina. Creo que así se llama me decía cada noche, el carrito de los tamales ya había pasado. Doña Lupe que era quien lo conducía pasaba como siempre lo hacia, me saludaba con afecto pero a la vez me decía --- ¡Hija mía! ¿No tienes frío? --- Yo al escucharla cada noche, sentía una brisa de afecto pero a la vez de miedo, por que ella sabia mi oficio, el oficio de estar y a la vez de no estar.

Cada noche, trataba de recordar cual era mi nombre, cual era mi vida. Pero siempre mi mente tan cansada de las mismas preguntas prefería negarme las respuestas que yo pedía. De lo poco que podía recordar estaban mis amigos, mis eternos compañeros de aventuras pero a la vez de sufrimientos.

Recuerdo aquella vez que Ramón, mi querido Ramón me cuido aquella noche en casi no la contaba. Sus caricias con aquellas manos finas, sus cuidados me hicieron ver que esto, no es fácil. Pero bien me lo decía mi madre, seguir viviendo no es una tarea sencilla. Los golpes se han ido, pero mi alma cada vez que ve a un desconocido, llora, me pide no estar ahí, pero a la vez mi estomago tan traicionero me obliga a estar y sobretodo a sobresalir.

Si bien, no soy la única, también esta la historia de Ramón y Ramiro; ellos cada noche se juegan la vida. Uno convirtiéndose en una de nosotras, pero el otro presentándose en las esquinas de Zona, buscando que lo que el hambre de hoy desaparezca para mañana. Nuestra vida es nocturna, pero a la vez es intensa, conocemos a quienes solo nos ven por los autos, quienes nos ven como una ilusión, un deseo que parece que en casa no pudieran cumplir. También están los que vienen diario, los que ya no son de una noche, si no ya parecen más que amigos.

Mi rostro, protegido por el maquillaje y por mi bello cabello. Esconde mi verdad, una verdad oculta; llena de amor, odio y sufrimiento. Por que... ¿Por qué? ¡Por que! Nunca he encontrado respuestas a por que somos, ¿Tan famosos? ¿Tan criticados? No solo son estas preguntas las que nublan mi mente. Solo quisiera… no mejor prefiero no saber, ya que si Camilo se entera que conozco muchas cosas, volvería a intentar matarme como ya se ha cobrado con muchas de mis comadres que solo viven en mis recuerdos.

Cada vez, que me pongo los tacones, que ajusto mi falda, verifico mi maquillaje; te recuerdo, te recuerdo como me acariciabas esa noche que fue tan especial. Tú y yo, sin nadie que nos dijera que lo nuestro era imposible. ¡Me dolió tanto tu engaño! Pero que mas da, si no tuve el carácter suficiente para enfrentarte.

Podría maldecirte una y mil veces, pero no tendría sentido. A fin de cuentas, las caricias de los extraños, los besos que me has obligado a dar. Me volvieron otra, capaz de sentir, incapaz de odiarte. Solo encuentro refugio en mis amigos. Ramón y Ramiro que como yo, cayeron en tu trampa. Una trampa de seducción y de vida fácil. Pero que mas da a fin de cuentas eso no te importa.

No se, que podría hacer sin mis amigos. Nos cuidamos, nos queremos y aunque parezca extraño nos contamos las aventuras de la noche. Aventuras que tú provocaste, pero que gracias a ti, son solo nuestras.

Podría contarte tantas cosas, de esas que solo conocen los que como yo viven de noche. Ramiro podría contarte como se lo han llevado por solo pasear y esa noche que no decidió ejercer. Pero también esta Ramón que cuando se arregla es más bella que cualquiera de nosotras. Y eso que, me dirás, pero yo te diré que lo nuestro es parte de la vida, tan antiguo es que el propio mundo calla y a veces nos juzgan.

Me despido, esperando que no haberte aburrido. Por que a fin de cuentas. Mi vida es estar vistiendo tacones y ropa ajustada. Estar frente aquel reloj que me cuida y a la vez es testigo de cómo platico, de cómo vivo y de que hago cada vez que el sol se oculta.

Ramón y Ramiro te mandan saludos. Ellos te conocen pero esperan que los visites pronto. A fin de cuentas ellos también quieren contar su historia que es tan larga como mi cabellera, pero que no me gusta contar, por que si te cuento. ¿Volverías?

martes, 24 de marzo de 2009

Fierros, metales y pasiones


Twitter: @joselomacias

Lo ves, lo conoces. Te ha tocado, lo has tenido entre tus manos. Lo has sentido en contacto íntimo con tu cuerpo. Su suave color, su suave textura que siempre es dura te encanta, te hipnotiza y sobretodo te enciende.



Antes del acto supremo que cada fin de semana consuman. Lo tocas, lo sientes por cada uno de sus lados. Conoces cada una de sus curvas, algunas desconocidas. Otras muy familiares que esperas te produzcan esa sensación de placer. Un placer que pocos experimentan pero es conocido por millones a lo largo del mundo.



Te alejas, lo dejas solo. Pero volteas y realmente esta con más de veinte. No lo lamentas, tu ansiedad por sentirlo nuevamente es cada segundo más y más evidente. Protegido por esas cuatro paredes, no dejas de pensar en el, te desnudas pensando en que nuevas formas de placer conocerás esa fría mañana en Italia.



Te vuelves a vestir. Tus ropas son diferentes. Tu deseo es mayor. Pareces un potro en primavera, tu eres un potro salvaje te repites. Pero cuando vuelves con aquellos veinte hay problemas. Ella no te entiende, no se enciende pero tu tratas de hacerla reaccionar. Tocas cada una de sus teclas buscando una explicación a este desmayo quieres creer. Pero nada sucede.
Te medio desnudas, te limpias el sudor del cuerpo. Tu deseos no han disminuido como los de ella, solo con mirarla el horizonte de placer es cada vez mayor. Los veinte a quienes podrías culpar te enseñan datos y gráficas que tú no quieres entender. Lo único que quieres, es oírla vivir. Oír ese sonido que te hipnotiza y te deja a su merced.



Ese sonido tan seductor que con solo recordarlo te prende. Miras tu cuerpo frente a aquellos que cuidan a tu dama. Ellos no entienden, te repites. Ellos no conocen tus alcances vida mía. De pronto aquella sala de esa campiña Italiana quedo en silencio. Tú cobraste vida. Tu voz volvió a llenar mis oídos de éxtasis. Tu voz era clara quería que te montara un rato. Yo así lo deseaba, tú lo notabas, tu lo percibías, pero los muchachos no querían dejarme salir contigo.



De pronto, conseguiste la temperatura idónea. Tus curvas me invitaban a pecar. Tus caricias al tenerme dentro eran asombrosas. Tu calidad de amante había cambiado. Me gustas, me fascinas te decía al oído. Pero nuestro sueño es efímero me repetías. Ya que con cada curva que conocíamos, los muchachos de los pits, tomaban notas. Notas sobre que tenías bien y que tenían que arreglarte. Me dolió dejarte con ellos.



Pero cuando la luz de Sol, se volvía atardecer en Marannello. Me repetía mí mismo. Tú eres el indicado, tú el nuevo Ferrari que es bello como tu hermano del año anterior. Tu competencia en Fórmula uno, será mínima. Tú eres mi nueva esperanza de amor.


Mi vicio, ¿Tu Vicio?... ¡Nuestro vicio!

Twitter: @joselomacias

Perdonando mis queridos visitantes, una vez mas he vuelto con un poco de suciedad de esa que tanto nos gusta leer. Así que invitándote a pecar lee a continuación una poca de mi "sucia" creatividad.




Te sientas frente a ella, la ves, la observas y miras atentamente cada línea, cada centímetro que forma parte de ella. Te dices --- ¡Eres eternamente mía! --- y ríes para tus adentros. Pero sigues atento, disfrutas sus besos, te encantan sus traiciones, cuando se revuelca en la cama tu boca pide más y tu mente está en blanco. Tratas de grabar en lo más profundo de es ser tan metiche, tan gozoso en el que te has vuelto parte de lo que ella te está contando, de lo que te susurra de lo que te invita a pecar… Pero de pronto recuerdas que hay una luz que te vigila que te está deteniendo que con solo una rosa del Tepeyac te ha detenido…



Sigues y sigues viéndola, desnudándola cada vez que puedes. Cada vez que tienes aquel instrumento que te da tanto placer. Antes de llenarte el ser de fantasías lo tocas, lo sientes, lo palpas; sientes esa forma que te excita y te invita a desnudarla a besarla y a tenerla tan lejos y tan cerca a la vez. Escuchas esa vocecilla tan seductora, tan sexy --- Vida, ¡Vida ven a mí! ¡Bésame! ¡Dime que me amas! ¡Olvídala!... ¡Olvida a la coja! --- Cuando te habla, cuando te mira, cuando te sonríe te vuelves otro. Esperas que se acerque por lo menos a darte una bofetada. La miras, lo miras te miras y esperas la siguiente caricia. No sin antes sentir que la sangre te hierve, que el cuerpo está caliente y que tus manos sudan como pocas veces.



Confiesa, que le tienes miedo, pero a la vez te excitas con solo verla, con solo sentirla cerca. Si no está cerca te deprimes. El sol se ha ido, tus deseos se han vuelto tu pero maldición. Pero de pronto la ves, tan linda, tan negra, tan seductora, tan grande, tan tentadora. La tocas, lo tocas, lo gozas. Te sientas frente a ella, se ven se acercan. Tratas de besarla, de tocarla de agitarla por lo menos. Pero no puedes. No te deja, una luz te señala el instrumento, el miembro, el miembro que te da vigor, que te da fuerza y te permite tocarla gozarla y conocerla.



Finalmente te rindes, llevas más de cincuenta años de lucha, de deseo, de pasiones. De odios desenfrenados. Pero cada vez que vez que aparece una nueva tu vigor se enciende. Pero tu lucha con el televisor es cada vez más lejana, cada vez te dejas mas seducir por ella. Por el sonido por las voces y por los colores…




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