Vaya ... esta fecha marca un antes y un después. Hoy, hace un año, hace dos ... no importa el tiempo que ya ha pasado. Quizá lo único que importa es que desde el cielo un ave vuela en la libertad del viento y en la inmensidad del universo.
¿Qué puedo decirte que no sepas? ... Entre nosotros nunca hubo secretos. Ni antes, ni ahora ni jamás podrá haberlos.
Te confieso que te extraño, que extraño tus llamadas a media tarde, en la noche y cuando llegaba a casa. Muchos veces en los rincones de mi loca mente, tan dramática como sensible, recuerdo las muchas aventuras que vivimos juntos y eso ... hace llevadero el extrañarte mamá.
Y con extrañarte, no significa, que la tristeza me este o haya tratado de dominarme. Si no todo lo contrario. Es la luz de tus recuerdos, de tus palabras de aliento lo que me mantiene optimista, alegre y sobretodo con la esperanza de saber que es lo que viene por que la vida es para escribirse no para deprimirse. Como bien me enseñaste a entenderlo.
Es difícil ver el vuelo de las aves y no sentirme triste por que no estas junto a mi para admirarlas juntos. Pero a la vez ... esto ... se vuelve una manera de estar cerca, como antes, como siempre estaremos.
Pase lo que pase, yo siempre estaré contigo.
El tiempo pasa, el vuelo sigue su curso y esa frase que me dijiste aquella noche de hace casi diez año toma una fuerza tan grande que nunca pensé que llegara a tener. Por que si bien cuando me la dijiste fue para apoyarme durante un momento de extrema oscuridad, hoy, esas palabras son el mejor remanso de paz.
¡Gracias mamá! Las palabras me son poco para expresarte el amor que tengo y que tendré siempre, Ya que no es solo el hecho de volar lo que tengo que agradecerte. Es más allá de todo eso.
El darme el coraje de enfrentarme al mundo, el de crecer, el de tener la humildad para aprender de mis errores. Y el más importante de todos el querer salir avante de cualquier prueba que se me presente.
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