No se como empezar esta historia, no se a ciencia cierta que debo o no callar de esta, pero lo único que te puedo contar es que la historia que escribo es triste pero a la vez se ve coronada por una corona de laureles, un trofeo y un reconocimiento de todos los que lo conocimos…
Recuerdo cuando te subiste al mustang marcado con el número 56, ¿Lo recuerdas? Yo al menos lo recuerdo con mucho gusto, ya que demostraste desde aquel lejano 2001 que en tus manos había un gran talento.
Por ejemplo quiero recordarte en Pachuca, tú calificaste en quinto, si mi memoria no me falla, en un auto que no estaba a la par de los líderes. Motor preparado por un genio, pero las llantas y el resto armado como dijera “El Hermano Peruano” con chicle o alambre. Las condiciones idóneas para sacar la casta y en esa carrera debo admitir que lo hiciste. Veámonos otro ejemplo, la carrera final del año, igual calificaste muy bien, pero por la adrenalina que corría por tus venas el resultado no fue el esperado pero lo que demostraste en pista dejo callado a más de uno.
Como olvidar aquella temporada de las pick up´s, la primera parte del año corriendo con cero

Campeonatos obtenidos por ti, puedo mencionar muchos, pero lo único que quiero es despedirte, mencionar alguna anécdota tuya y sobretodo reconocer lo gran piloto que eres y serás por siempre. ¡Gracias Carlos Pardo! ¡Gracias por ese rebase que casi nos mata de un infarto! Humildemente gracias por todo.
¡Gracias por ese último triunfo tan vibrante como el primero!
¡Gracias por ser un ejemplo para los nuevos valores del automovilismo!
¡Gracias por ser un ejemplo de vida!
¡Descansa en paz!